sábado, 7 de mayo de 2016

EN LA LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA "CRUCIFIJO NO", "SACRILEGIO, SÍ"


¿Saben lo que es el respeto a los sentimientos religiosos de otros? ¿Alguien en la ULL conocer el significado de la palabra "respeto"?

Lo digo porque el 6 de mayo, en el Paraninfo de la ULL se pone en escena una obra de teatro con el título "SACRILEGIO" y cuya referencia gráfica les ofrezco como imagen en el presente post. Se trata de una comedia de Leonardo Abreu dirigida por Aldo Tejera: La historia se desarrolla en un convento que se encuentra junto a un centro de entrenamiento de futbolistas. Allí permanece la madre superiora, una mujer muy estricta con las reglas y normas que impera en la Iglesia Católica, y que inculca en el resto de las monjas de la congregación. Sin embargo, entre sus religiosas, se encuentra sor Jazmín y sor Violeta, cansadas de la vida monástica y ambas lucharán entre penitencias, castigos, pasiones y lujurias para liberarse del pesado hábito. Sin embargo, la madre superiora, tras su fachada firme y rígida, esconde un pecado original que hará que sus monjas se revelen tomando la mejor decisión de sus vidas. Entre divertidas oraciones, alocadas mentiras y puestas de escena musicales, estas tres monjas serán las protagonistas de Sacrilegio.

No hace ni un mes el Rector de la ULL decía a un medio de comunicación: “El crucifijo se retiró porque no parece razonable que una sala de reuniones de la universidad la presida una obra de arte de contenido religioso. Queremos rescatar obras de arte como esta y montar un museo de la universidad, donde también tengan cabida objetos históricos de la ULL. Y con la capilla ocurre algo parecido, porque esto es un centro público, dentro de un estado aconfesional, y no es razonable que haya una dependencia religiosa dentro de la universidad. Estamos estudiando jurídicamente la situación, porque hay un convenio con el Obispado, pero no queremos pelearnos con nadie”.

Pues bien. ¿A ver quién nos explica que en un centro público moleste una obra de arte de contenido religioso -o sea, el Cristo de la Sala de reuniones de la Facultad d Derecho- y no moleste una obra de arte -porque entendemos que el teatro es arte- de contenido antirreligioso, blasfemo y sacrílego?

Yo no estoy apelando a la intolerancia y a la censura. Aunque entiendo que hay límites a la libertad de expresión que deben tener en cuenta los derechos de los demás. Pero, no; no estoy pidiendo censura. Ni para esta obra de teatro ni para quienes, siendo religioso, también usan dependencias universitarias para manifestar su fe y celebrar algún rato de oración. Ni censuras en una dirección ni en otra. ¿O resulta que cuando es un acto religioso es inapropiado y cuando el acto es irreligioso es apropiado a la identidad pública, aconfesional y laica de una universidad pagada con fondos públicos?

Y no pasa nada. Porque en el fondo lo que mueve inconscientemente a muchos es un ideológico anticristianismo de raíz majadera. Y no pasará nada. Porque en esta sociedad afanada por demostrar al mundo que es la madre de los Derechos Humanos, el respeto sólo es huésped de los ámbitos intolerantes.

No se preocupen: a diferencia de lo que ha ocurrido en capillas de universidades españolas que han recibido la visita reivindicativa de pechos desnudos con voces blasfemas durante la celebración de actos religiosos, los cristianos de la ULL no irán a reivindicarse a la puerta del Paraninfo o dentro de ese acto sacrílego, apelando al derecho de libertad religiosa y gritando consignas de respeto a los sentimientos religiosos... No se preocupen, que no pasarán esas cosas.

Reírse de lo sagrado ha sido siempre parte del repertorio de chistes al uso. Siempre hay un cura gordo y calvo del que hacer mofa y siempre una monja será ocasión de chiste picante porque entendemos que un rostro bonito detrás de una toca es una realidad que despierta preguntas. Nadie se asusta de eso. Lo que resulta incoherente es la doble vara de medir de la Institución universitaria. Para unas cosas debemos afilar el lápiz de la aconfesionalidad. Para otras, nos podemos tragar el camello de la irreverencia. Y no pasa nada. Y el Rector Magnífico no dirá nada. Tal vez hasta vaya y desde la primera fila aplauda con entusiasmo. No pasa nada.

Bonita tolerancia unidireccional...